domingo, 26 de abril de 2009

¡¡¡Cristo ha resucitado!!!!











¡¡¡Cristo ha resucitado!!!


HOY, DOMINGO


DOMINGO !!!

DE PASCUA

26 ABRIL 2009

HOJA LITÚRGICA

DE LA DIÓCESIS DE

MADRID


PRUEBA DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO

E l evangelio de este tercer domingo de Pascua recoge una serie de pruebas concretas y sensibles con las que Jesucristo abre gradualmente la mente de lo.-, apóstoles a la inteligencia de las Escrituras de todo el misterio del Crucificado-resucitado. Instruidos en esta verdad _v convencidos de la realidad objetiva de la resurrección, los discípulos de Jesús se convertirán en garantes v anunciadores de cuanto han visto y comprendido.

El evangelista San Juan nos ha transmitido una página ejemplar de las pruebas y signos concretos de la resurrección. Tal página comprendía el significado y el alcance que Jesús ha querido dar a sus repetidas apariciones durante el espacio de tiempo que va desde la Pascua a la Ascensión. Estos cuarenta días son la presencia nueva del Eterno en nuestro tiempo caduco, días tic plenitud en los que Jesús demuestra que el verdadero tiempo es el tiempo de ia resurrección y de la vida, tiempo que da sentido completo a la historia personal y universal.

Podemos situarnos, con los apóstoles, dentro del Cenáculo de Jerusalén, es de noche y finah/a una jornada tumultuosa y agitada por las noticias que se han producido respecto a un muerto que se aparece vivo. Los apóstoles, cansados y probados, tienen el ánimo muy susceptible. Mientras hablan de lo acontecido. Jesús se presenta en medio y les dice: "Paz a vosotros". El efecto de esta imprevista aparición produce en los apóstoles, miedo, sorpresa, turbación, incredulidad. Creer ver un fantasma o el espíritu de un muerto.

Al revelar esta reacción humana de los apóstoles, casi incapacitados para aceptar el hecho de !a resurrección, San Lucas subraya la delicadeza del Resucitado frente a la incredulidad de sus discípulos. Jesús ofrece las pruebas más tangibles de la resurrección, para disipar cualquier duda o falta ilusión. "Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo".

Cristo resucitado no es puro espíritu ni mera apariencia evanescente. Tiene cuerpo físico vivo y palpable: es un ser real no imaginarlo, que ha pasado de la muerte a la vida por obra de Dios. Y al final de la prueba extrema de su corporeidad real: con un trozo de pez asado. Desde este momento los apóstoles se convierten en creyentes de la resurrección, en testimonios vivos del misterio pascual, en intérpretes cristológicos de toda la Biblia.

Andrés Pardo

Para orar con la liturgia

Cristo, nuestra Pascua ha sido inmolado.

Él no cesa de ofrecerse por nosotros, de interceder por todos ante tí;

inmolado, ya no vuelve a morir; sacrificado, vive para siempre,

por eso, con esta efusión de gozo pascual,

el mundo entero se desborda de alegría.

Prefacio dominical III

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