lunes, 28 de febrero de 2011

Luz del mundo - 014

Traemos la página 14


En lo tocante al papa en cuanto tal, se me ha preguntado: «¿Cómo es cuando se está de pronto sentado tan cerca frente a él?».Yo me vi llevado a pensar en Émile Zola, que en una de sus novelas describe a un sacerdote que espera, temblando y casi paralizado, el inicio de una audiencia con León XIII. Pues, ante Benedicto XVI, nadie tiene por qué temblar. Él se lo hace francamente fácil a sus visitas. No las espera un príncipe de la Iglesia, sino un servidor de la Iglesia, un gran hombre que da, que se vacía totalmente en su acto de don.

A veces lo mira a uno de forma un poco escéptica. Por encima de las gafas. Serio, atento.Y cuando se lo escucha de ese modo y se está sentado frente a él, se percibe no sólo la precisión de su pensamiento y la esperanza que proviene de la fe, sino que se hace visible de forma especial un resplandor de la Luz del mundo, del rostro de Jesucristo, que quiere salir al encuentro de cada ser humano y no excluye a nadie.

Múnich, 15 de octubre de 2010 Peter Seewald



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