jueves, 22 de mayo de 2008

CONVERSION DE MAGDI ALLAM




Hace sólo unos meses su nombre era Magdi Allam. Tras su conversión al catolicismo, que culminó la pasada Vigilia Pascual con su Bautismo -recibido del Papa Benedicto XW -, no ha dudado en cambiarlo por Magdi Cristiano Allam. Na­ció en el Egipto de Nasser, hace 55 años, y militó en la izquierda italiana durante dé­cadas. Ahora, su testimonio de libertad y valentía (sobre su cabeza penden numerosas amenazas de muerte, tanto de extre­mistas islámicos como de radicales de iz­quierda) lo ha situado en la cresta de la ola. Es director adjunto del diario italiano «Corriere della Sera», y autor del libro «Ven­cer el miedo» (Ediciones Encuentro). A pesar de que el Gobierno de España no le garan­tizó la seguridad necesaria para viajar a nuestro país para presentarlo (tuvo que ha­cerlo por videoconferencia), ha concedido a

«Alfa y Omega» la primera entrevista a una publicación española desde su Bautismo.

Ha pasado casi un mes desde su con­versión. ¿Cómo se siente en la Iglesia?

Me siento como un niño que está dando los primeros pasos. Considero que mi re­corrido se irá desarrollando poco a poco. En la medida en que hasta ahora he ido participando en la dimensión de fe de la Iglesia, del culto y de vivencia de la fe, creo que será un proceso vivo, de encuentro con los fieles, de participación en la vida espi­ritual y de compartir experiencias. Me sien­to inmensamente feliz. Conozco bien la realidad de la Iglesia católica, porque siem­pre he vivido en medio de católicos y, al mismo tiempo, considero que he iniciado un nuevo camino, una nueva vida.

Ha recibido ya el Bautismo, la Confir­mación y la Primera Comunión. ¿Cuándo celebrará el sacramento del Matrimonio?

Si todo va bien, y tendré la confirmación pronto, mi matrimonio por la Iglesia será el 22 de abril, ante monseñor Riño Fisiche-Ua, Rector de la Pontificia Universidad La-teranense de Roma, que ha sido quien me ha acompañado en mi recorrido espiritual (en ese recorrido que luego desembocó en mi conversión al catolicismo). De esta ma­nera, habré cumplido todos los preceptos básicos de la fe católica.

Así que su mujer también es católica...

Ella es católica y hace poco que obtuvo la declaración de nulidad de su matrimonio pre­cedente, así que ya tenemos todo dispuesto para proceder al matrimonio religioso.

¿Qué es lo más emotivo que le ha di­cho su esposa tras la conversión?

Mi mujer y yo lo hemos compartido todo, desde el primer momento. Entre nosotros existe la más absoluta sintonía; éste ha sido un recorrido que hemos hecho juntos, y creo que mi conversión representa para ella algo muy significativo, porque ella era de una religiosidad tibia y está adquiriendo una fe más consciente. Desde que me he convertido, hemos ido todos los domingos a misa, y a partir de ahora haremos todo lo posible por ser más consecuentes con nues­tra fe y con nuestra espiritualidad católica.

¿Tienen hijos?

Ambos tenemos hijos de nuestro ante­rior respectivo matrimonio. Yo tengo dos hijos mayores: Sofía, de 28 años, y Alejan­dro, de 24. Ella tiene a Martino, de 15. El año pasado, celebramos nuestro matrimonio civilmente, el 22 de abril, que es cuando yo cumplo años. De nuestro matrimonio tene­mos a David, que ahora tiene nueve meses.

¿Qué le dijo el Papa Benedicto XVI, después del Bautismo?

El Santo Padre se limitó a acogerme con una gran sonrisa y con mucha calma, no intercambiamos palabras. Me pareció que eso era lo justo, porque no era ni el sitio, ni el momento para hablar.

Seguro que tendrá otras ocasiones... ¿Cuál ha sido la reacción de sus compa­ñeros en el periódico?

Desde que me bauticé, apenas he podi­do ir al periódico. Primero, porque en estos días el Corriere della Sera esta cambiando de sede en Roma, y por tanto aún están de obras en las instalaciones. Y, segundo, por razones debidas a mi seguridad personal. Eso sí, he recibido numerosos mensajes de colegas del Corriere, pero sobre todo, y creo que esto es lo más bonito, he recibido mi­llares de mensajes de toda Italia y del ex­tranjero, mensajes de gran afecto y consi­deración. Como para reunirlos todos nece­sitaría un amplísimo volumen, publicaré al­gunos en mi próximo libro, que saldrá en mayo; un libro en el que he recogido mi experiencia de conversión. El título será Gracias, Jesús, y el subtítulo, Mi conversión del Islam al catolicismo (ed. Mondadori).

¿Qué debe hacer la Iglesia en el Medio Oriente, por ejemplo en su país, Egipto, o en los países limítrofes? ¿Basta con esa suerte de filantropía que lleva a cabo en Marruecos?

Benedicto XVI ha entendido correcta­mente que el diálogo interreligioso debe fundarse hoy sobre una base: compartir al­gunos valores que él ha definido como no negociables. Son aquellos valores absolu­tos, universales, que corresponden a la esen­cia de nuestra humanidad, empezando por la sacralidad de la vida, la dignidad de la persona y la libertad de elegir -entre la que figura, en primer lugar, la libertad religiosa-. Este acercamiento es radicalmente diferen­te de como hasta ahora se había concebido, porque antes se basaba en la disertación, o mejor, en la discusión sobre cuestiones teológicas, partiendo de lo que dice o no dice la Biblia. El acercamiento de Benedic­to XVI auna razón y fe, y parte, recta y co­rrectamente, de que las religiones no son iguales. Singulariza lo que pertenece a la razón y lo que pertenece a la fe, y ésa es la base sobre la que se debe plantear el diá­logo interreligioso. Éste tiene que ser el acercamiento de la Iglesia con los países musulmanes.

¿Cómo ve la visita del Papa a los Es­tados Unidos y a la ONU?

Tengo confianza en la capacidad de la comunidad hebrea americana, para que comprenda la auténtica inspiración del Pa­pa en relación con los hebreos; para com­prender que el Papa va a expresar lo que es la fe católica. Eso sí, esto no significa querer convertir a los hebreos a la fuerza.

¿Cuál cree que es la posición de la Igle­sia tras las elecciones italianas?

Italia atraviesa una fase extremadamen­te difícil, desde todos los puntos de vista: la situación económica, que es desastrosa y con crecimiento cero; la cuestión moral, la realidad estrictamente política... La Iglesia católica italiana quiere identificar los lazos éticos que puede haber entre los diferen­tes partidos, para conformar un nuevo mar­co que consiga reformar las instituciones. Es una tarea muy, muy difícil, porque en esta clase política la dimensión de los valores apenas existe...

Como en la nuestra...

Sí. Los católicos están divididos a la de­recha y a la izquierda, y se encuentran en contextos que a menudo están en contra-

dicción con las propias convicciones de la Iglesia. Por ejemplo, en el tema del aborto, de la fecundación artificial, de la eutanasia, e incluso en las cuestiones de la familia y del matrimonio. Son cuestiones que hoy nues­tro Papa Benedicto XVI plantea con gran fuerza, pero que tienen a los católicos ita­lianos divididos y en posiciones que no fa­vorecen la posibilidad de la alternativa.

Alfa y Omega

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