jueves, 15 de mayo de 2008

JOSEFA SEGOVIA, PRIMERA DIRECTORA GRAL. DE LA INSTITUCION TERESIANA




Josefa Segovia fue la principal colaboradora de Pedro Poveda en la puesta en marcha y desarrollo de la Institución Teresiana, y la primera directora de esta obra de la Iglesia, a la que dedicó toda su energía, actividad y amor. Conectó perfectamente con el proyecto que el fundador le presenta en 1913: una asociación de laicos con el compromiso expreso de acercar la cultura al Evangelio.

Josefa Segovia demostró con los hechos -ya a principios del si­glo anterior- que la mujer podía ser una buena profesional. Y, a la vez, que la vivencia del verdadero cristianismo enriquece la expe­riencia humana, le da solidez y credibilidad.

Ella es una mujer de recia espiritualidad que supo adentrarse en el mundo académico y relacionarse con instancias de la sociedad civil, estar al día en lo que dicen las publicaciones, y en lo que ocu­rre en la vida diaria sin salir de la realidad, pero con otra mirada, na­cida de la confianza plena en el Señor de la Historia.

Excelente profesional, son muchos los testimonios que hablan de la humanidad de esta Inspectora, de su trato benévolo y compren­sivo hacia el profesorado que le tocó visitar, a veces en condiciones muy precarias, propias de la escuela de aquellos años (1916-1923). La huella que dejó en el mundo educativo queda también reflejada en la prensa del momento.

Dedicó mucho tiempo y energía a la formación de mujeres jó­venes estudiantes y uno de sus grandes empeños, como el de otras contemporáneas suyas, fue reivindicar la presencia femenina en la sociedad. En los años veinte aglutina a un grupo de jóvenes inte­resantes, por su preparación y acción pública, e interesadas en cuestiones pedagógicas y sociales. Mujeres dispuestas a aportar las bases de un cambio social a partir de subrayar y publicitar los de­rechos y posibilidades del mundo femenino y su participación en la educación, en la política, en la construcción de la sociedad de todos.

Josefa Segovia siempre miró la vida con ojos de esperanza. «El mundo está muy necesitado de esperanza», escribe. «A medida que la increencia se extiende y se enfría la espiritualidad, el hombre se encuentra más solo». No debió de resultarle fácil esta postura, ni exenta de crisis. Sobre todo si consideramos que, cuando san Pedro Poveda muere en 1936, ella se queda al frente de una asociación un tanto frágil y desintegrada, debido al momento que vive España, y, en lugar de achantarse, repite insistentemente: «Continuaremos, continuaremos la obra», mientras reconstruye y extiende la Institu­ción Teresiana. Viaja a distintos países de Europa, a Israel y a Tierra Santa, a América, y así, hombres y mujeres de distintas latitudes viven hoy este carisma. Esperó siempre, también cuando todo pa­recía marchar a contracorriente. El mensaje que transmite su Car­ta sobre la esperanza es que ésta (la esperanza) no nace del análi­sis de la realidad, que a veces parece no tener salida, ni de los cál­culos, ni las previsiones de futuro basadas sólo en lo humano. Na­ce de la fe en que Dios ama esta realidad y puede cambiarla.

Y esa postura benefactora ante los acontecimientos, esa mirada positiva que contagia Josefa Segovia se revela como una bocanada de oxígeno en los ambientes contaminados por el pesimismo de la realidad actual. Ayuda a levantar la mirada, a resistir el mal mo­mento, a agradecer el logro feliz, y a entender que en uno y otro ca­so no hay mayor sabiduría que la de poner los ojos en el Dios de la Historia.

Marisa Rodríguez Abancéns

Josefa Segovia: Esperanza a una carta

Homenaje a su vida y persona en Salamanca

SALAMANCA, España. (Mayo 2008). En tierra salmantina, de especial significación para la Sierva de Dios Josefa Segovia, la primera Directoral General de la Institución Teresiana fue recordada como una mujer de esperanza, que trabajó por “ el avance intelectual de las mujeres de su tiempo”, que supo “captar la fuerza multiplicadora de la comunicación escrita”, y vivió la “fe y la cultura al servicio de la vida”.Con motivo del 50 aniversario de su muerte.

La Institución Teresiana de Salamanca celebró el día 25 de abril un acto homenaje en el salón de Caja Duero que acogió a al público en una tarde de sol y de paseo. Mas de 200 personas: antiguas alumnas, familiares, amigos/as y miembros de la Institución acudieron para recordar y celebrar a una mujer que vivió en esta ciudad momentos clave de su vida.

El acto se inició con una conferencia impartida por Marisa Rodríguez Abancéns, profesora de la Universidad Pontificia de Comillas ICAI – ICADE y que tenía por título, “La esperanza a una carta”.La ponente comenzó resaltando la significación que tiene la tierra salmantina y en particular la ciudad de Salamanca, en la vida de Josefa Segovia y de la Institución Teresiana. “Lugares intensamente vividos, en tiempos, algunos no precisamente fáciles por la situación que atraviesa España en la contienda civil”. La relación de Josefa Segovia con Salamanca fue especialmente importante, dijo la ponente que recordó, en este sentido, las cartas y demás producción literaria que escribió desde La Solana, en la sierra de Bejar, lugar de descanso habitual durante años.

En su conferencia, ofreció una semblanza de Josefa Segovia , como “retrato de una mujer que tuvo el atrevimiento de las opciones totales, la osadía de apostar al todo y jugarse la vida ‘a una carta’: la carta de la esperanza. Es una expresión suya en una de las miles de comunicaciones que escribió a través de su vida: la carta de la esperanza, que dio título a su presentación.” Esperanza es resistencia” dijo. Me resulta especialmente simbólico – añadió la ponente - hablar de ella en esta tierra de encinares milenarios . De honda raíces y fuerza vertical, como las altas torres de esta ciudad”.

La profesora situó a Josefa Segovia en la actualidad porque, según dijo, su actitud ante determinadas problemáticas y cuestionamientos sirven al mundo de hoy. “Fue el suyo, afirmó, el paso de una mujer, laica comprometida, de reconocida relevancia en la sociedad de su tiempo, y también en la Iglesia, por sus acciones, e iniciativas.”Pero ¿quién es esta mujer y qué tiene de especial? Preguntó. Partiendo de su misma biografía, la ponente se centró en varios aspectos atravesados todos ellos de un mensaje esperanzador.

• El ejercicio de la profesión en la España rural de principios del siglo XX, “demostrando con los hechos que la mujer podía ser una buena profesional”. Su contribución al avance intelectual de las mujeres de su tiempo, y la ayuda a defender su parte en la historia. “No en vano Josefa Segovia está incluida entre las 100 mujeres del siglo XX que abrieron camino a la igualdad en el siglo XXI , según recoge la Consejería de la Mujer de la Comunidad de Madrid , en el catálogo de una exposición de 2007, en la que también incluye a otras dos mujeres de la Institución Teresiana: María de Echarri y Ángeles Galino.” Para la ponente, “ este planteamiento sorprende cuando se repasa la breve historia de la promoción de la mujer”.
• Su dimensión de comunicadora. El quehacer en el mundo de las publicaciones y su valoración de la palabra impresa. “Supo captar la fuerza multiplicadora de la comunicación escrita. Impulsó publicaciones, la expresión escrita y los trabajos editoriales”, resaltó la ponente. La fe y la cultura al servicio de la vida es otro de los aspectos que atraviesan su personalidad, porque “Josefa Segovia apuesta por la cultura como derecho humano. La cultura, el estudio, el saber, la relación ilustrada con el mundo que nos rodea , como liberación y afirmación de la dignidad de la persona. Insiste en el estudio y la preparación para tomar parte en los asuntos en debate”.

Y subrayó que “se trata de la conjunción tan povedana de juntar fe y ciencia. El encuentro entre Atenas y Jerusalén, al que se ha referido la historiadora María Dolores Gómez Molleda en sus escritos. “La fe, la noticia de Jesucristo para sentirse viva debe de hacerse comprensible a los hombres y mujeres que nos rodean, es decir, tiene que hacerse “cultura”, dijo la conferenciante.


Destacó también en la biografía de Josefa Segovia su confianza en toda persona humana.“Confió en toda persona y quiso recomponerla, afirmar su dignidad, es decir, quiso atravesar la realidad por su parte más humana, benévola, caritativa y amable”.

Otro aspecto resaltado fue el hecho de que “su firmeza para esperar lo imposible le haría vivir la aventura del amor sin límites, su entrega explícita y voluntaria hasta el final de sus días”. Rodríguez Abancéns resaltó que ella “supo mantener siempre, fresca y reciente, una mirada de esperanza sobre las personas y los acontecimientos. Y ésto es lo que tenía de especial, lo que la distinguió, lo que hizo de su vida una vida fecunda, generosa, entregada a la causa humana, al estilo divino.” Señaló que a la protagonista, “no debió resultarle fácil ese camino de la esperanza, ni exento de crisis.

Sabía –y ésta es una gran aportación al mundo de hoy- que la esperanza no nace del análisis de la realidad, - a simple vista, dejada de la mano de Dios, por así decir- ni de los cálculos, de las previsiones de futuro basadas sólo en lo humano. Nace de la fe en que Dios ama esta realidad y puede cambiarla.” Finalmente , la ponente presentó a Josefa Segovia en diálogo con el mundo actual y sus cuestiones en debate. “¿Qué haría ella, ante los rostros de tantas personas que nos muestran a diario los medios de comunicación?”, preguntó. La respuesta es que seguramente aprovecharía todo lo que es diálogo, construcción, colaboración y gestos humanos para pensar el futuro. Para todo ello, Josefa Segovia aconsejaba: “Debemos tener como norma nuestra preparación, (…) pero no una cultura remilgada, de suficiencia, empalagosa, sino, por el contrario, cultura y bagaje científico de fundamento, de solera; sin alardes, con sencillez pero con madurez y arraigo”.

Por eso, afirmó la ponente,“Josefa Segovia no tendría miedo de implicarse en algunas cuestiones pendientes como la escasez económica , la inmigración , la exclusión, el dominio del pensamiento, la formación de los educadores, la defensa de la democracia o la participación ciudadana”. “ Y, desde luego”, se refirió a continuación la ponente- “nos invitaría a trabajar con una mirada positiva y esperanzadora, a construir la cultura de la esperanza: vivir la actualidad con horizonte de sentido, concediéndole un voto de confianza, apostando por un futuro mejor y posible”.Para Rodríguez Abancéns, “Josefa Segovia fue transmisora del valor pleno de toda vida humana porque es vida esperada y querida por Dios. Tal vez fue eso lo que la mantuvo siempre dispuesta a soñar otro mundo posible y apostar toda su esperanza a una carta “.

Expresó también un deseo. “Ojala nos contagie su buen hacer y el valor de seguir soñando el mundo que queremos, para conservar la utopía, que nos mantiene vivos”.


El acto, que fue recogido al día siguiente por la prensa local, finalizó con la intervención del coro Voces blancas salmantinas, dirigido por Pilar Magadán que interpretó un repertorio de canciones bajo el título “Cuatro Santuarios Marianos de la provincia de Salamanca a través de su música autóctona”.


TERESA SÁNCHEZ SUÑÉ


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