viernes, 18 de septiembre de 2009

Embajador de Cristo 009


Traemos aquí las páginas 58 y 59 de la Historia de Cristo de
Giovanni Papini

Página 58 GIOVANNI PAPINI


EL CARPINTERO


Pero no había llegado para Jesús la hora de la se­paración definitiva. La voz de Juan no se había oído aún, y así tomó de nuevo, con José y con María, el camino de Nazareth, y volvió al taller de José para ayudarle en su oficio.

Jesús no ha asistido a las escuelas de los Escribas ni de los Griegos. Pero maestros no le faltan; conoce tres más grandes que los doctores: el Trabajo, la Na­turaleza y el Libro (1).

Es menester no olvidar que Jesús fué Obrero e hijo adoptivo de un Obrero; no se debe ocultar que nació Pobre, entre gente que trabajaba con las propias ma­nos, que ganaba su pan con el trabajo de las manos, y que él ganó el pan cotidiano, antes de predicar la buena nueva, con el trabajo de sus Manos. Aquellas Manos que bendijeron a los sencillos, que curaron a los leprosos, que iluminaron a los ciegos, que resuci­taron a los muertos; aquellas Manos que fueron agu­jereadas por los clavos en el madero, eran manos bañadas por el sudor del trabajo, manos que sintieron el dolor del trabajo, manos que se encallecieron en el trabajo, manos que habían manejado los útiles del tra­bajo, que habían hincado clavos en la madera: manos del oficio.

Jesús fué Obrero de la Materia antes de ser Obrero

(1) El autor se refiere a la ciencia humana de Jesucristo, que los teólogos llaman adquirida; pero no excluye la divina, que, por ser Dios tenía, ni la infusa, y la de visión, que le co­rrespondía por razón de la unión hipostática.—(N, de los E.)


HISTORIA DE CRISTO Página 59


del Espíritu; fué Pobre antes de llamar a los Pobres a su mesa, a la Fiesta de su Reino. No nació entre gente adinerada, en casa de lujo, el lecho cubierto de lana y púrpura. Descendiente de Reyes, habita en el taller de un Carpintero; hijo de Dios, ha nacido en un Establo. No pertenece a la casta de los Grandes, a la aristocracia de los Guerreros, a la hermandad de los Ricos, al sanedrín de los Sacerdotes. Nace en la última clase del pueblo, la que no tiene por debajo más que a los vagabundos, los mendigos, los esclavos, los bandidos, los criminales, las pecadoras. Cuando ya no sea obrero manual, sino espiritual, descenderá todavía más ante los ojos de las personas respetables y buscará amigos entre aquella desventurada chusma, que está aun por debajo de la plebe. En espera del día en que, antes de bajar al Infierno de los Muertos, baje al Infierno de los Vivos, Jesús representa, en la jerarquía de castas que divide eternamente a los hom­bres, un pobre Trabajador y nada más.

El oficio de Jesús es uno de los cuatro más antiguos y sagrados. Entre las artes manuales, las del Labrador, el Albañil, el Herrero y el Carpintero son las más compenetradas con la vida del hombre; las más ino­centes y religiosas. El Guerrero degenera en Bandido; el Marinero, en Pirata; el Comerciante, en Aventure­ro. Pero el Labrador, el Albañil, el Herrero, el Car­pintero no traicionan, casi no pueden traicionar ni co­rromperse. Manejan las materias más familiares y han de transformarlas, a los ojos de todos, para el servi­cio de todos, en obras visibles, sólidas, concretas, ver­daderas. El Labrador rompe el terruño y saca el pan que come el santo en su gruta y el homicida en su cárcel: el Albañil labra la piedra y levanta la casa del pobre,


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