Traemos las páginas 60 y 61 de la Historia de Cristo de
Giovanni Papini
Página 60 GIOVANNI PAPINI
La casa del Rey, la casa de Dios; el Herrero templa y tuerce el hierro para dar la espada al soldado, la reja al labrador, el martillo al carpintero; el Carpintero sierra y clava la madera para construir la puerta que proteja la casa contra los ladrones, para fabricar el lecho sobre el cual morirán ladrones e inocentes.
Estas cosas simples, ordinarias, comunes, usuales, tan usuales, comunes y ordinarias que ya no se ven, que pasan inadvertidas hoy para nuestros ojos, avezados a más complicadas maravillas, son las más sencillas creaciones del hombre, pero más maravillosas y necesarias que. todas las demás inventadas después.
El carpintero Jesús vivió en su juventud en medio de todas estas cosas, y las fabricó con sus manos, y por medio de estas cosas hechas por él entró en comunión con la vida diaria de los hombres, con la vida íntima y sagrada de los hombres: la de la casa. Fabricó la mesa, a la cual es tan placentero sentarse con los amigos aunque haya entre ellos un traidor; el lecho donde el hombre respira la primera y la última vez; el cofre en que la esposa campesina guarda sus pobres trapos, los delantales y pañuelos de las fiestas y las blancas, estiradas camisas del ajuar; la artesa donde se amasa la harina y la esponja la levadura hasta que está dispuesta para el horno; el asiento en que los viejos, por la noche, se ponen en torno del fuego a hablar de la juventud que no ha de volver.
. Muchas veces Jesús, mientras las virutas claras y ligeras se rizaban al filo de la garlopa y el aserrín caía en tierra al áspero ritmo de la sierra, debió
HISTORIA DE CRISTO Página 61
pensar en las promesas del Padre, en los anuncios de los Profetas, en un trabajo que no fuera de tablas y escuadra, sino de espíritu y verdad.
El oficio le enseñó que vivir significa transformar las cosas muertas e inútiles en cosas vivas y útiles; que la materia más vil, trabajada y reformada, puede llegar a ser preciosa, amiga, socorredora de los hombres; que para salvar, en suma, es menester cambiar, y que del mismo modo que de un retorcido tronco de olivo, nudoso y terroso, se obtiene el lecho del niño y de la esposa, se puede hacer del sórdido usurero y de la desventurada mujerzuela dos ciudadanos del Reino de los Cielos.
PATERNIDAD
En la Naturaleza, donde el sol ilumina a los buenos y a los malos-, donde el trigo enraíza y se dora para dar el pan a la mesa del judío y del Pagano; donde las estrellas, resplandecen sobre la cabaña del pastor y sobre el ergástulo de los fratricidas; donde los granos de uva ennegrecen y engordan para dar vino al banquete de bodas y a la borrachera del asesino; donde los pájaros del aire, cantando libres, encuentran el sustento sin fatiga, y hasta las rapaces raposas encuentran refugio, y los lirios del campo están vestidos con más lujo que los reyes, Jesús halló la confirmación terrestre de su eterna certeza de que Dios no es el Amo que echa en cara mil años el beneficio de un día y tampoco un feroz dios de la guerra que ordena el exterminio de los enemigos, ni una especie de Gran Sultán que quie -
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